Autor: P. Fernando Pascual LC
He pasado una semana enfermo, débil, sin ánimo para hacer cosas. Curiosamente, no he dejado de sentir la presencia amorosa de Dios.
Por momentos, acostado, me trasladaba con mi mente a una capilla donde esta expuesto Jesús Sacramentado. Me detengo frente a Jesús y lo miro. Y le digo que lo quiero. “Eres mi mejor amigo, Señor”. No hacemos más que eso. Pero me siento tan feliz de poder entregarle estos pequeños gestos de amor.
Comprendo lo frágiles que somos los humanos y la grandeza de nuestro espíritu.
Anoche, ocurrió algo significativo. Me dormí profundamente y dormido, en sueños, me puse a rezar. Entonces escuché la voz paternal de Dios que se preguntaba:
“¿Qué haré contigo?”
Yo, intuitivamente respondí:
“Devolverme la salud”.
De pronto surgió una pregunta que me estremeció:
“¿Y qué hiciste con la salud que te di?”
Me vi entonces en un tranque vehicular gritándole al conductor de al lado… luego, molesto con una cajera que no me atendió a tiempo..en un viaje.. surgieron así, en cuestión de segundos, cientos de situaciones similares de las que me avergoncé.
Sin dejar de amarme, Dios preguntó:
“¿Amaste?”
“Muy poco Señor”, reconocí, “creo que fui egoísta con el tiempo que me diste”.
“Está bien reconocerlo”, dijo con ternura… “Tendrás otra oportunidad. Ama y haz todo el bien que puedas”.
Entonces desperté.
Algo pasó en ese sueño, que me llenó de esperanza.
La gripe está cediendo y pronto volveré a salir. Pero esta vez seré diferente. Trataré de ver al prójimo como a mi hermano, y estaré más cerca de Dios: amando, ayudando al que pueda.
La gripe está cediendo y pronto volveré a salir. Pero esta vez seré diferente. Trataré de ver al prójimo como a mi hermano, y estaré más cerca de Dios: amando, ayudando al que pueda.
enviado por john Baque
6 comentarios:
Escuchame lindo, y qué hacemos los enfermos que ya vemos al prójimo como hermano, y estamos cerca de Dios: amando, ayudando al que podemos?
Después de todo era una gripe...
Me molesta ese Dios retributivo y lleno de enjuiciamientos y de interrogatorios policiales que no tiene nada que ver con Jesús....
bueno... todos vemos a Dios de diferentes formas, y todos vemos ese Dios diferente, en diferentes etapas de nuestra vida - solo te lo digo en base a mi experiencia - ciertamente el enfermo se encuentra en una coyuntura de su vida.. muchos pasamos por momentos coyunturales a lo largo de nuestra vida.. depende de nosotros avanzar.. hacer las preguntas, y escuchar en Silencio lo que el Señor nos dice..
y bueno pues.. seguir ayudando al projimo!! ... eso es hasta la muerte jaja
..creo tambien que a veces entramos en un ciclo de Silencio en que todo parece monotono, y nos llenamos de interrogantes..angustias... y ese Dios al que un dia fervientemente le ofrecimos todo simplemente desaparece.. bueno, eso es de humanos!! ...ademas q pasaria si no nos preguntaramos nada, significaria que todo esta bien..
Quizás las personas vean a Dios de diferentes formas, pero ¿Dios tiene diferentes formas?
Pienso que algunas veces se ve a Dios como no es. Y tal vez se deba a que nos gusta más pensar en él como quisieramos que fuera.
Es solo una humilde y respetuosa opinión...
pues creo que no jiji .. se que el Padre es uno solo, y actua misteriosamente en nuestra vida, no basados en nuestros deseos sino en nuestras verderas necesidades, que muchas veces nosotros mismos no conocemos...
supongo que hay que interpretar en el Silencio de Dios una bendicion y un sufrimiento (en caso de haberla recivido) para ver al Padre de la forma que no es
jiji y bueno querido Luis F. yo realmente no se nada de nada ...solo una peregrina abierta a lo que el Padre deba de hacer pa "reformarla" ..muchas bendiciones!! :)
En realidad yo tampoco "sé nada", y desearía poder entender mejor nuestro incomprensible Dios
"Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos." Isaías 55:9
Sin embargo Dios mismo nos enseña que por más que el ser humano se esfuerce, nunca le conocerá por completo.
Solo nos queda suplicarle que nos permita conocerle mejor para disfrutarlo más, aunque jamás lleguemos a comprenderle por completo.
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